El arte no se limita a un disco de Mozart o a una pintura que no comprendes. El arte es un gesto, una sonrisa; está en una sala de arte tanto como en la pared de un baño público. Puedes apreciarlo de inmediato y su recuerdo acompañarte una vida, o puedes caminar todos los días sobre él y nunca reparar en su belleza.
Hecha esta presentación, efectista y prefabricada, paso a presentarte mi humilde y personalísima selección de objetos de arte cuya lectura o contemplación no debería pasar desapercibida. Pon atención. No te los van a enseñar en el colegio.
COMICS INDISPENSABLES
Swamp Thing: 31 al 63 (Alan Moore - 1983)
Conocido en español como La Cosa del Pantano, y objeto de varias series de cómics y un par de películas bastante malas. En base a uno de los tantos personajes creados para la revista House of Secrets (comics de terror setenteros), la DC comics lanza esta serie cuyo contenido narra las desventuras de un botánico cuyo laboratorio es asaltado, su esposa muerta y él sumergido en un pantano producto de una explosión, de donde surgirá convertido en un amasijo verde de fango y raíces malolientes, emprendiendo larga travesía con el objetivo de encontrar a los causantes de su desgracia y recuperar su forma humana.
Hasta ese momento, un personaje del montón, con los clichés más o menos presentes de los comics de aquel entonces, destinados, cuando mucho, al público adolescente.
Es a partir del número 31 de la segunda serie americana, que la editora, como solía hacer con los personajes cuyas ventas iban en picada, le otorgaba carta blanca al entonces joven y nóvel Alan Moore (que para entonces no había aún parido obras de la talla de Watchmen o V de Vendetta), para tomar las riendas del personaje y hacer las modificaciones que él considerara convenientes.
Tras un par de números de preparación, donde entre otras cosillas, mata al personaje, vendría el indispensable episodio Leccion de Anatomía, donde la Cosa del Pantano descubre que nunca había sido un ser humano, y no lo sería jamás. Enloquecida, emprende un camino que lo llevará sucesivamente por la desesperación, la resignación y finalmente a asumir y explorar las bondades y responsabilidades de su nueva condición, una suerte de Dios de la Naturaleza, un Elemental.
Diálogos inteligentes y trascendentes, con personajes secundarios de lujo como John Constantine, que después tendría su propia serie (Hellblazer) y su propia y bastante mala película (Constantine) - Hollywood se caga regularmente en los amantes de los cómics -, dentro de un imaginario de terror adulto y contemporáneo, hacen de esta serie un precedente en el noveno arte. Y de esta obra, un imprescindible para todo el que se inicie o se precie de amante de las viñetas.