COMICS INDISPENSABLES II
Siguiendo con las joyas del noveno arte:
DAREDEVIL 227 - 233. Born Again. (Frank MIller - 1985)
Daredevil, para quienes no lo conozcan, es un héroe complejo. Su origen, casi absurdo, (pierde la vista por un accidente y emprende una lucha contra la delincuencia, ciego como está) data de los primeros años de la Marvel, enfrentándolo semana a semana con variopintos villanos y demás disfrazados, en una serie que fue agotándose hasta que diversos autores, entre ellos Frank Miller (Sin City, Batman Año Uno, para más señas), comienzan a explorar los aspectos más interesantes del personaje: abogado de día, enmascarado de noche; católico vestido de diablo, elevándolo el nivel asequible al público mayor, que en ese entonces ya empezaba a ver y apreciar los comics como algo más que lectura para niños y nerds adolescentes.
En su segundo acercamiento al Hombre sin Miedo, en un esquema tomado de la ideología cristiana, lleva a su protagonista, pasión y calvario de por medio, a una resurrección hacia la confluencia de su dualidad: hombre y héroe. Juega en esta tragedia perfectamente orquestada papel preponderante el personaje de Kingpin, malo de los malos del universo Marvel, obeso de hierro que ya venía embromando la vida de Spiderman hacía décadas, y que en esta serie el genio de Miller lo dota de inmenso poder, lejos del cañón del apocalipsis o la estrella de la muerte de los villanos de antaño, el poder de arruinar la vida de un hombre con su sola voluntad. Cabeza de la mafia y narcotráfico, Kingpin dispone de jueces, policías, médicos, abogados, asesinos en todo lugar y a toda hora, su poder es invisible y omnipotente, y el hecho de que un personaje como éste no sea algo lejano de nuestra realidad, inspira temor y otorga al cómic un halo de madurez y actualidad. El mal existe. Y da miedo.
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